Ovelharoco, un cuento infantil par practicar el portugués

Hoy practicaremos el portugués con una bella lectura, ese es un cuento titulado el Ovelharoco, un cuento brasileño, escrito por Ana Mafalda Damião, que tiene como moralejaaprender a ser tolerantes y convivir con los demás.

Ovelharoco, cuento en portugués y español

ovelharoco
Ovelharoco, o reino das ovelhas, é um lugar muito grande e bonito. Por todo o lado se encontram extensos campos que, no Inverno, são verdes e, na Primavera, se vestem das cores do arco-íris. Aqui, não faltam pastagens e grutas nas rochas, que servem para abrigar os habitantes nas noites frias.     Já ninguém se lembra de onde veio, ou como chegou, o rebanho azul ao Ovelharoco, mas todos sabem, porque está escrito no Livro do Reino, que o rebanho amarelo chegou há 300 séculos. No Livro do Reino também está escrito que, quando o rebanho amarelo chegou, foi muito bem recebido.   É que, no princípio dos tempos, o Ovelharoco tinha muito poucas ovelhas e carneiros. Por isso, o rebanho azul ficou muito contente quando o rebanho amarelo chegou e se instalou. O problema é que, passado pouco tempo, percebeu-se que o rebanho amarelo era muito diferente do rebanho azul: não gostava de estar sempre no mesmo lugar, não usava as mesmas grutas mais do que uma estação e, ainda por cima, quando tinham bebés eram logo 7 ou 8 de uma vez.   E tanto o rebanho amarelo andou pelo Ovelharoco, tantos bebés nasceram, que um dia, o Carneiro Chefe azul, olhou à sua volta e só viu amarelo. Amarelo, da cor do Sol quando nasce, da cor do trigo quando está pronto para colher, da cor do milho que os cordeiros tanto gostam. Perante esta visão, o Carneiro Chefe Azul arregalou os olhos e carneirou:   – Mau, mau, se não temos cuidado, qualquer dia este rebanho amarelo andante fica-nos com a terra e depois não há pastos para nós.     – Eles não param de nascer – queixou-se uma ovelha azul. Não pensam no futuro, é só ter filhos, filhos, filhos.   – E ainda por cima, andam só de um lado para o outro. Não têm casa, não tomam banho, não vão às reuniões ovelhadas – acrescentou outra ovelha azul, que não gostava nada das amarelas.   – E que vamos fazer? – perguntou o cordeiro azul comilão, que já estava a imaginar que o milho não ia chegar para ele. –   Vamos expulsá-las – respondeu o Carneiro Chefe Azul – vamos expulsá-las e é já.   – Espera lá amigo – pediu o Carneiro Velho. Não te esqueças que os amarelos já cá estão há 300 séculos e que foram muito bem recebidos. Têm tanto direito à terra como nós. Gerou-se um enorme burburinho. Uns concordavam com o Carneiro Chefe Azul, outros, mais tolerantes, pensavam como o Carneiro Velho mas, por maioria, decidiu-se que o rebanho amarelo teria de abandonar Ovelharoco até ao final da semana.   Quando o rebanho amarelo teve conhecimento desta decisão ficou furioso. A Ovelha Chefe Amarela gritava: – Era o que mais faltava! Abandonar a nossa terra! Quem pensam esses azuis que são para nos mandarem embora?! Já cá estamos há 300 séculos, a terra também nos pertence. No Ovelharoco instalou-se uma guerra. Os exércitos azuis lutavam contra os exércitos amarelos e muitos carneiros, ovelhas e cordeiros, dos dois rebanhos, perdiam a vida neste confronto. Dias depois, o Carneiro Chefe Azul e a Ovelha Chefe Amarela olharam para os seus rebanhos e perceberam que já nem metade da população tinham. O Carneiro Velho exigiu um período de tréguas e uma Assembleia, para se decidir o futuro dos dois rebanhos. Nessa Assembleia, tanto azuis como amarelos perceberam que tinham cometido um grande erro, que afinal Ovelharoco era um lugar muito grande e nele cabiam muitos rebanhos. Nessa Assembleia, os amarelos e os azuis perceberam que não faz mal serem diferentes, que cada grupo tem os seus hábitos e costumes e que, se o rebanho amarelo quiser continuar a andar de um lado para o outro está no direito dele. Os dois grupos assinaram uma Carta de Paz, onde se comprometeram a respeitarem-se uns aos outros e a nunca mais fazer a guerra. Hoje, no Ovelharoco, azuis e amarelos convivem pacificamente. Pelos campos, da cor do arco-íris, encontramos cordeiros verdes que brincam, contentes, com cordeiros amarelos e azuis. Ovejito, el reino de las ovejas, es un lugar muy grande y hermoso. Por todas partes se encuentran extensos campos que, en invierno, son verdes y, en la primavera, se visten de los colores del arco iris. Aquí, no faltan pastizales y cuevas en las rocas, que sirven para albergar a los habitantes en las noches frías.     Ya nadie se acuerda de dónde vino, o cómo llegó, el rebaño azul al Ovejito, pero todos saben, porque está escrito en el Libro del Reino, que el rebaño amarillo llegó hace 300 siglos. En el Libro del Reino también está escrito que, cuando el rebaño amarillo llegó, fue muy bien recibido.   Es que, al principio de los tiempos, el Ovejito tenía muy pocas ovejas y carneros. Por eso, el rebaño azul quedó muy contento cuando el rebaño amarillo llegó y se instaló. El problema es que, poco después, se percibió que el rebaño amarillo era muy diferente del rebaño azul: no le gustaba estar siempre en el mismo lugar, no usaba las mismas cuevas más que una estación y, por encima, cuando tenían los bebés eran inmediatamente 7 o 8 a la vez.   Y tanto el rebaño amarillo anduvo por el Ovejito, tantos bebés nacieron, que un día, el Aries Jefe azul, miró a su alrededor y sólo vio amarillo. Amarillo, del color del sol cuando nace, del color del trigo cuando está listo para cosechar, del color del maíz que los corderos tanto les gusta. Ante esta visión, el Carneiro Jefe Azul abrió los ojos y la carne:   – Mal, mal, si no tenemos cuidado, cualquier día este rebaño amarillo andante nos queda con la tierra y después no hay pastos para nosotros.     – Ellos no dejan de nacer – se quejó una oveja azul. No piensan en el futuro, es sólo tener hijos, hijos, hijos.   – Y aún por encima, andan sólo de un lado a otro. No tienen casa, no se bañan, no van a las reuniones ovejas – añadió otra oveja azul, que no le gustaba nada de las amarillas.   – ¿Y qué vamos a hacer? – preguntó el cordero azul comilón, que ya estaba imaginando que el maíz no iba a llegar a él. –   Vamos a expulsarlas -respondió el Carneiro Jefe Azul – vamos a expulsarlas y es ya.   – Espera allí amigo – pidió el Aries Viejo. No te olvides que los amarillos ya están aquí hace 300 siglos y que han sido muy bien recibidos. Tienen tanto derecho a la tierra como nosotros. Se generó un enorme bullicio. Unos concordaban con el Carneiro Jefe Azul, otros, más tolerantes, pensaban como el Aries Viejo pero, por mayoría, se decidió que el rebaño amarillo tendría que abandonar Ovelharoco hasta el final de la semana.   Cuando el rebaño amarillo tuvo conocimiento de esta decisión se enfureció. La Oveja Jefe Amarilla gritaba: – ¡Era lo que más faltaba! ¡Abandonar nuestra tierra! ¿Quién piensan esos azules que son para que nos manden? Ya desde hace 300 siglos, la tierra también nos pertenece. En el Ovejito se instaló una guerra. Los ejércitos azules luchaban contra los ejércitos amarillos y muchos carneros, ovejas y corderos, de los dos rebaños, perdían la vida en esta confrontación. Días después, el Carneiro Jefe Azul y la Oveja Jefe Amarela miraron a sus rebaños y percibieron que ya ni la mitad de la población tenían. El Aries Viejo exigió un período de treguas y una Asamblea, para decidir el futuro de los dos rebaños. En esa Asamblea, tanto azules como amarillos percibieron que habían cometido un gran error, que al cabo Ovelharoco era un lugar muy grande y en él cabían muchos rebaños. En esa Asamblea, los amarillos y los azules percibieron que no hacen mal ser diferentes, que cada grupo tiene sus hábitos y costumbres y que, si el rebaño amarillo quiere seguir caminando de un lado a otro está en su derecho. Los dos grupos firmaron una Carta de Paz, donde se comprometieron a respetarse unos a otros ya nunca más hacer la guerra. Hoy, en el Ovejito, azules y amarillos conviven pacíficamente. Por los campos, del color del arco iris, encontramos corderos verdes que juegan, contentos, con corderos amarillos y azules.

Leave a comment

Open chat
Bienvenido a Universal de Idiomas.
Si necesita información sobre nuestros cursos en línea, no dude en contactarnos.
Estamos para servirle